Alba y Miguel vivían se habían ido a vivir juntos a un populoso barrio de Madrid. Habían decidido dar el paso de convivir juntos después de unos meses de relación.
Tenían muchas cosas en común. Ambos eran trabajadores en remoto. Alba trabajaba para varias empresas de renombre y les creaba contenido para sus redes sociales.
Miguel era un consultor SEO y ofrecía sus servicios a otras empresas que necesitaban una estrategia para aumentar su presencia en Internet.
Madrid no es la ciudad más indicada para encontrar una vivienda asequible para una pareja joven. Ambos tenían buenos ingresos pero los precios del alquiler estaban por las nubes.
Encontraron un apartamento que, en un principio les iba a venir de perlas. Tenía dos habitaciones y salón comedor.
Así que decidieron que una se convertiría en su habitación principal y la otra haría las veces de despacho.
Era una estancia en la que, con ciertos esfuerzos, pudieron introducir dos mesas con sus correspondientes torres de ordenador y pantallas.
Estaban en todo de acuerdo. Incluso cuando Miguel le planteó a Alba la posibilidad de comprar un perro.
Tanto Miguel como Alba habían estado rodeados de perros en las casas de sus padres.
Sabían que echarían de menos no tener un perro.
¿Y qué perro es el que más nos conviene?
Comprar un perro no es una tarea fácil. Además, dadas las dimensiones de su apartamento, era inviable tener uno de gran tamaño como por ejemplo un pastor alemán.
Consideraron al unísono que no estaría cómodo.
Lo más sensato era comprar un perro pequeño, que fuera tranquilo, cariñoso, afable y que no tuviera ningún inconveniente en compartir espacio con ellos.
¿Por qué no vamos a un criadero de perros pequeños y nos informamos?, dijo Alba.
No es ninguna mala idea, contestó Miguel. Yo he estado echando un vistazo por Internet y, la verdad, me gustaría verlos “face to face”.
Dicho y hecho. Sí que buscaron en Internet los criaderos cercanos a ellos y eligieron uno que abría el sábado por la mañana.
Allá que fueron, en busca de su mascota ideal.
El dueño les recibió encantado. Era muy afable. Se notaba desde el principio que tenía mucha experiencia en la cría de perros pequeños.
También en la de gatos.
Estuvieron dando vueltas por las instalaciones. Vieron un montón de razas de perros pequeños.
La decisión se antojaba difícil. Porque difícil es elegir entre un Pomerian, un Caniche, un Bichón, un Schnauzer, un Shit-tzu…
Todos eran encantadores. Alba iba pensando que, de haber tenido un “casoplón” de más de 200 metros cuadrados, se los llevaría todos.
Bueno, se dijo a sí misma, todos es posible que no porque sería una barbaridad, pero dos o tres…
Y llegó la decisión
Había que decidirse. Pero, de repente, vieron a un perro con una mirada que denotaba que era muy inteligente.
¿Y este perro?, preguntaron al unísono Alba y Miguel.
Este perro es un Maltipoo.

¿Y por qué no nos has dicho nada sobre él?, indicó Miguel.
Pues porque me habíais dicho que queríais un cachorro. Y este Maltipoo ya tiene ocho meses.
¿Ocho meses? ¿Qué es lo que ha pasado?
Pues Simpa, que así lo he bautizado, fue comprado recién nacido por una familia como regalo para su hijo de cinco años. Al poco tiempo me dijeron que no tenían tiempo de cuidarlo porque el matrimonio trabaja y se pasaban todo el día fuera. Y, por supuesto, su hijo de cinco años todavía no puede hacerse cargo de él.
Es una historia que, desgraciadamente, se repite en demasiadas ocasiones. Se compran mascotas sin haber reflexionado, sin haber recapacitado lo suficiente sobre si se le podrá atender como es debido.
¿Qué hacemos?
Es cierto que Alba y Miguel buscaban un cachorro recién nacido.
Pero volvieron a mirar la cara del Maltipoo. Esos ojos, tan penetrantes y que denotaban tanta inteligencia, cautivaban.
Simpa pareció entenderlo. Parecía entender que esa pareja quería y deseaba una mascota. Es como si una sonrisa apareciera en su rostro.
Ese cambio de actitud también fue percibido por Alba y Miguel.
Oye Miguel –empezó a hablar Alba- Yo después de ver a este perro… creo que no quiero otro. ¡Me lo llevo a casa!
Le explicaron al dueño del criadero que, a diferencia del anterior matrimonio, ellos trabajaban en casa. Que no le faltaría de nada.
El dueño del criadero les dijo que era una muy buena elección. Los Maltipoo son juguetones y activos pero se aclimatan enseguida al espacio que se les asigne y son muy tranquilos y obedientes.
No os preocupéis. Solo empezará a jugar cuando vosotros se lo indiquéis. Ya veréis que fácil es. Os hará mucha compañía y os llenará la casa de alegría.
Empezaron las preguntas. Querían saber más sobre los Maltipoo. Un tipo de perro que no conocían.
Todo lo que quieres saber sobre el Maltipoo

Características de los perros maltipoo
- El Maltipoo es un perro que tiene su origen en los Estados Unidos y que surge de un cruce entre un Maltés y un Caniche.
- Su pelo es sedoso y puede ser blanco, crema, marrón o negro.
- Pelo muy abundante.
- La cabeza es redonda.
- Tienes grandes ojos.
- Orejas caídas.
- Cola larga y delgada.
- Buenos músculos y patas cortas y fuertes.
- Pelo hipoalergénico, genial para las personas que tiene alergia al pelo de perro.
- Peso entre 2 y 7 kilos.
Carácter de un perro maltipoo
- Leal y protector.
- Amigable y muy inteligente.
- Hábil. Muy fácil de entrenar.
- Le encanta hacer ejercicio.
- Muy tranquilo.
- Se adapta a cualquier espacio.
- Obediente.
Algunos cuidados básicos
- Cepillado regular, al menos 2-3 veces por semana, para evitar enredos en su pelaje.
- Baños mensuales o según sea necesario, usando productos específicos para perros.
- Revisar y limpiar las orejas regularmente para prevenir infecciones.
Si eliges un Maltipoo vas a tener un amigo para toda la vida. Te llenará tu casa de alegría, será muy obediente. Es muy sociable.
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